A nosa primeira crónica nunha revista de fóra de Galicia!!!
Outra abraiante novidade de agosto de 2023 foi o artigo de Gelines Alonso Baro, publicado no número 30 da revista “Peña El Castro”, facendo a crónica da actuación de Chuches Amil no verán de 2019 en La Ercina (León).
A razón da demora (publicar en 2023 unha crónica dunha actuación feita en 2019) ten que ver coa desfeita mundial que vivimos recentemente: a pandemia da Covid 19.
Alén do recoñecemento a unha gran actuación, sentímonos moi honrados por aparecer no derradeiro número dunha revista que xa se converteu nun referente cultural de primeira orde na montaña oriental de León e inmediacións.
O número 30, número redondo, di adeus a unha xeira e un xeito de facer na Asociación Cultural Peña El Castro, maxistralmente comandada pola súa presidente Magdalena Sánchez Lozano. Unha directiva que elevou o facho do seu ben facer ata alturas encomiabeis, e á que agradecemos a súa confianza en nós.
Este é o texto escrito por Gelines Alonso Baro:
“De regreso a mi pueblo, a mis raíces, me sentí como Ulises cuando regresaba a Ítaca. Cuando era estudiante y traducía algunos textos de la poesía épica de la Odisea, ya sabía yo de la importancia que tiene el regreso a casa.
La primera salida que hice ese verano de 2019 en el pueblo fue a la comida anual de la Asociación Peña del Castro. Cuando traspasé la puerta del jardín de La Única, en Oceja, la primera persona que se acercó a mí fue Carlos Amil. Me dio un abrazo de amigo, de esos que reconfortan el alma, de esos de verdad. Le vi muy bien (se nota cuando alguien es feliz, y él me lo parecía). Me comentó que se había embarcado (como Ulises) en un nuevo proyecto: productor musical (tal vez seducido por el canto de las sirenas…)
Pienso personalmente que el que es artista, es artista para casi todo, y días después pude comprobar que en su caso era cierto.
Carlos, pues, era el nuevo productor musical de su hermano Fran Amil.
Me comentó que Magdalena le había propuesto que su hermano diera un concierto en la semana cultural que todos los años disfrutábamos en el pueblo (hasta que llegó el trágico virus). Me habló con mucho entusiasmo de su nueva tarea, porque el productor musical no sólo aporta dinero, me explicó que es también un creativo que participa en la producción, en la estructura de las canciones, en la sugerencia de los instrumentos. Su tarea es hacer trabajar más al músico. No hay que quedarse en la primera versión, hay que profundizar en los aspectos melódicos para potenciar esas canciones, hacer diferentes versiones de maquetas, como en el cine…, por lo tanto, tampoco distaba mucho de lo que había hecho hasta entonces. Mientras me hablaba había un brillo especial en sus ojos, incluso le vi más joven…
Pude comprobar el 12 de agosto, que tanto él como su hermano son unos verdaderos artistas. Escuché el recital (basado en un interesante disco libro infantil en gallego). Me encantó, me trasladó a mis años de docencia, a aquellas tardes que dedicaba a cantar junto a mis alumnos, rodeada de niños alegres y danzarines.
Los monstruos llegaron, con o sin consentimiento, daba igual. Llegaron fiesteros, joviales… (nada que ver con los verdaderos monstruos). Eran amigos, divertidos, rítmicos, incluso didácticos (ojalá hubiera yo tenido un libro así para repasar con los niños los instrumentos), haciéndonos dar palmas, sonreír, obligándonos a mover los pies desde nuestros asientos, consiguiendo que los niños del salón de actos del ayuntamiento bailaran y tocaran un hipotético tambor sobre las mesas.
También nos regalaron poemas versionados de Rosalía de Castro y de Manuel María, canciones en primicia de lo que será su próximo disco.
Me quedo con el ritmo, me quedo con la música, me quedo con la magia (esa magia necesaria y poco cotidianana), me quedo con el viaje de regreso a mi infancia, me quedo con el buen hacer de mi amigo Carlos y su hermano Fran y me quedo con una de sus frases:
con o sin consentimiento tenemos el atrevimiento de decidir nuestra manera de vivir.”
